El pasado mes de noviembre la Unesco incluyó la dieta mediterránea en la Lista de Bienes Patrimonio de la Humanidad.
La candidatura fue presentada por España, Grecia, Italia y Marruecos, cuatro paises unidos por el Mare Nostrum que comparten además los ingredientes principales de sus recetarios.
Culturas gastronómicas que giran en torno a los alimentos frescos y de temporada, con predominio del olivo, el trigo, la vid y una amplia variedad de frutas, verduras y hortalizas, legumbres, pescados, frutos secos, que se condimentan con hierbas aromáticas y especias. Alimentos que nos aportan algo más que nutrientes en la forma de cocinarlos y comerlos con la familia, alrededor de la mesa, ya que la dieta mediterránea no es sólo un patrón alimentario sino una filosofia de estilo de vida que se vive y se transmite de generación en generación.

