Los alimentos amargos pueden ser de gran ayuda para mejorar la digestión en cualquier momento del año, pero especialmente durante las fiestas de Navidad en que se suelen comer platos más grasos, deberían estar presentes en cualquier menú.
Las comidas navideñas a menudo son más ricas en sal, azúcar, grasas y alcohol de lo que estamos acostumbrados normalmente. Esto afecta a los órganos encargados de la digestión como el estómago, los intestinos, el páncreas, la vesícula biliar y el hígado.
Como consecuencia las digestiones se vuelven más lentas y pueden aparecer náuseas, mareos, a veces vómitos, mal alimento, lengua pastosa y blanca, dolor de estómago, flatulencias, diarrea, sensación de fatiga, dolores de cabeza e incluso migrañas.
Es necesario estimular el hígado y la vesícula biliar para favorecer la digestión de las grasas, para ello son muy interesantes los alimentos con sabor amargo y un poco picantes, como los que citamos a continuación:
- Alcachofa
- Apio
- Escarola
- Rúcula
- Endívias
- Rábanos
- Coles
Los alimentos amargos estimulan la secreción de enzimas digestivos por parte de la vesícula biliar y el páncreas, por lo que mejoran la digestión y los movimientos intestinales.
El apio tiene además propiedades diuréticas, especialmente buenas para las personas con retención de líquidos o hipertensión arterial que estos días si comen demasiada sal ven como les sube la tensión.
La alcachofa es muy rica en fibra prebiótica como la inulina, que favorece el crecimiento de las bacterias probióticas que viven en el intestino y mejora el tránsito y la salud intestinal. Es además un gran alimento para el hígado.
Debemos tener en cuenta también que todas las verduras, hortalizas así como las frutas, son ricas en fibra. Y la fibra tiene la propiedad de mejorar el metabolismo de la glucosa y reducir la absorción de las grasas. Por eso, en todas las comidas y especialmente durante las fiestas de Navidad, deben estar presentes ya sea cocinadas o con una buena ensalada.
